viernes, 3 de julio de 2009

La vida puede ser un paseo con Jesús

"Todo tiene su momento, y cada cosa su tiempo bajo el cielo"
Eclesiastés 3, 1

La vida puede ser un paseo con Cristo
(Cuento anónimo)

Al principio yo veía a Dios com mi observador, como mi juez que llevaba la cuenta de las cosas que yo hacía, para saber si por ellas merecía el cielo o el infierno.El estaba alla afuera como un personaje.Yo conocía su retrato, pero no lo conocía a Él.
Más adelante cuando conocí a Cristo, la vida se transformó en un paseo en bicicleta; era una bicicleta para dos y Cristo iba en la parte de atrás, ayudándome a pedalear.
Yo recuerdo cuando Él sugirió que cambiásemos los lugares.La vida no ha vuelto a ser la misma desde entonces.Cristo hace que la vida sea fascinante.
Cuando El manejaba, El conocía maravillosos y largos tramos, subiendo y bajando montañas a través de interesantes lugares; ibamos a una velocidad increíble.Todo lo que yo podía hacer era aferrarme a Él y aguantar, aunque pareciera una locura; el me decía ... "¡pedalea!".
Yo preocupado y ansioso preguntaba: ¿A donde me llevas?; Él se reía y no contestaba.Yo comencé a confiar.Se me olvido mi aburrida vida y me lancé a la aventura; cuando me asustaba , Jesús se inclinaba y tocaba mi mano.
Él me llevó a conocer gente que me hacía regalos: de sanación, de aceptación, de alegría, de esperanza y de paz para nuestro viaje.Él me decía "da regalos" y yo los daba a la gente con las que nos encontrabamos. Descubrí que dando se recibe y que la carga se hace más ligera.
Al comienzo yo no confiaba en que Él manejara bien mi vida, pensaba que podíamos chocar, pero Él sabe darle la inclinación perfecta a la bicicleta en las curvas cerradas, saltar grandes rocas, volar en los caminos peligrosos.
Estoy aprendiendo a callar, a confiar, a dejarme llevar y a pedalear en los lugares más extraños.
Estoy empezando a disfrutar del panorama y de la fresca brisa en la cara.Cuando siento que ya no puedo más...Él sonriente, me mira y me dice: "¡Pedalea, pedalea!".

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